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domingo, 9 de marzo de 2014

"La esperanza de una vida mejor está llevando a jóvenes Europeos a ir al extranjero" (Traducción The Economist September 21ST-27TH, page 28)


"La esperanza de una vida mejor está llevando a jóvenes Europeos a ir al extranjero" por The Economist
traducción por Iván SanMar


Una nueva generación está en marcha en Europa, migrando desde las esquinas del continente en busca de trabajo. La ventura de los fontaneros polacos comenzó cuando su país se unió a la Unión Europea en 2004, seguidos unos años más tarde por los recolectadores de fruta rumanos. Ahora son los graduados irlandeses, los ingenieros españoles y los arquitectos italianos quienes están empaquetando sus maletas. Para la gente del Este de Europa, la migración es un modo de conseguir los salarios del oeste de Europa; para aquellos que vienen de las zonas del sur golpeadas por la crisis y de la periferia céltica, es un modo de escapar del desempleo masivo.

Este es el modo en el que la Unión Europea estaba destinada a funcionar. Los bienes pueden ir hacia el consumidor; los trabajadores puedes dirigirse a los trabajos. La migración puede aliviar las finanzas públicas de aquellos países en declives económicos y cubrir la escasez de mano de obra en las economías en auge. Aún así, los europeos siguen siendo menos móviles que los americanos. En sus cumbres, los líderes europeos hacen una llamada animando a la movilidad para aliviar el desempleo juvenil y potenciar el crecimiento.

¿Pero es lo que realmente quieren decir? La migración inevitablemente causa resentimiento entre algunos, especialmente, entre los mal pagados. Pero se ha convertido en un asunto político más agudo con el aumento de partidos políticos anti-inmigrantes y anti-europeos de todos los colores.  Cada vez más, la sospecha que en su momento fue dirigida contra los buscadores de asilo y los inmigrantes de piel oscura de otros países, es ahora también dirigida contra aquellos migrantes de la propia Unión Europea. En tiempos difíciles, es fácil culpar a los nuevos buscavidas del este de robar trabajos, beneficios, o ambos. Una de las libertades más queridas de la Unión Europea está ahora bajo una creciente tensión.

Lodewijk Asscher, el primer ministro holandés, hizo un alarmante aviso el mes pasado. La corriente de migrantes europeos, dijo, ha alcanzado el equivalente de una "alerta naranja" de acuerdo al sistema de alarmas migratorias del país. Aunque Mr Asscher no lo dijese tal cual, los Países Bajos y otros muchos países están preocupados por la corriente de migrantes de Rumanía y Bulgaria, los países más pobres en la Unión Europea, que vendrán una vez las puertas a los emigrantes estén totalmente abiertas al final del año.

Sin embargo, los Países Bajos no es ni mucho menos el país más afectado por el libre movimiento de europeos: menos del 1% de su población son ciudadanos de Europa Central y del este, comparados con el 5% de Irlanda, el 2,5% de España, el 2% de Reino Unido y el 1,5% en Alemania. Desde el 2010, las mayores corrientes se han dado en Reino Unido y Alemania. Quizás la verdadera razón para el pánico holandés es la política envenenada del país. El partido de extrema derecha "Freedom Party" de Geert Wilders está a la cabeza en las encuestas de opinión.

Una frágil coalición de gobierno, y el crecimiento del Partido de Independencia Británico (UKIP), ayuda a explicar el bullicio en Reino Unido. El tema de los trabajadores europeos toca tres temas explosivos: Europa, migración y bienestar. Esta es la razón por la cual David Cameron, el Primer Ministro, se está enfocando en la migración como parte de su campaña para reformar la Unión Europea. Algunos piensan que reformar los beneficios de los trabajadores europeos permitiría a Mr Cameron que está tomando nota de las preocupaciones públicas, consiguiendo aliados en Europa y juntos a otras reformas redefinir exitosamente la relación de Reino Unido con Europa. De este modo, podría liderar una campaña para apoyar la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea, en un referéndum que quiere llevar a cabo en 2017.

El problema con su estrategia es que Reino Unido debe demostrar que hay una necesidad de reparar las reglas de la Unión Europea y de encontrar aliados listos para impulsar un cambio. Bajo el porocedimiento de la Unión Europea, es la Comisión Europea quien propone los cambios legislativos para leyes relacionadas con el libre movimiento de trabajadores. En abril, los ministros de interior de Reino Unido, Países Bajos, Alemania y Austria urgieron a la Comisión a tomar acciones. Pero la Comisión dice que no han ofrecido hasta el momento prueba de un extendido "turismo por beneficio", proporcionando tan solo anécdotas y titulares alarmistas. Viviane Reding, la comisaria de Justicia, dice que deben parar su "alarmismo populista". Incluso si la comisión tuviese en mente limitar las reglas, el Parlamento Europeo con seguridad intentaría bloquear el cambio.

Tal resistencia solo puede ser superada con un impulso unido de los gobiernos. Pero la migración apenas ha tenido un papel relevante en la campaña de las elecciones generales en Alemania. En vez de criticar el multiculturalismo, Angela Merkel, la canciller, es más propensa a hablar de la necesidad de inmigrantes para apuntalar el decline demográfico en Alemania y aliviar la escasez de especialistas. Por otra parte, cualquier canciller alemán estará atento a la visión de su vecina Polonia, quien apoya la comisión. En Francia, a pesar de la fuerza del partido de extrema derecha, el Frente Nacional, François Hollande, el presidente, ha evitado la retórica de mano dura de su predecesor en migración. Los países del Sur de Europa se preocupan en su mayoría por los migrantes ilegales del Norte de África, poniendo poco interés en restringir las habilidades de sus nacionales para trabajar en el resto de Europa.

Británicos fuera

Habrá pocas o ninguna acción de Bruselas, al menos hasta que el nuevo Parlamento y Comisión estén formados al final del año. Si una marea de parlamentarios euroescépticos estuviera por llegar, el equilibrio político podría cambiar. Por ahora, las demandas británicas son tratadas con desdén. ¿No fueron los británicos quienes impulsaron a ir más rápido y lejos en su expansión hacía el este?, ¿qué hay de todos esos pensionistas británicos que colapsan los servicios sanitarios españoles?, ¿no fueron los británicos quienes urgieron a la Comisión este verano para actuar contra España por la restricción de tráfico desde Gibraltar debido a una disputa en relación a los derechos de pesca?

Los cuatro ministros afirmaron acertadamente que la libertad de movimiento en la unión es incondicional, y la percepción de desigualdad mina el apoyo a la Unión Europea. Aunque a menudo, los problemas versan sobre la aplicación, en lugar de las reglas. Los líderes europeos darían más fuerza a la lucha contra el abuso si fueran más hospitalarios con los migrantes europeos. La creación de una economía más libre y dinámica requiere que Europa aprecie sus trabajadores dinámicos.


                       

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Documento original publicado en la página 28, sección Europe, Charlemagne, The Economist (September 21st 2013)

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viernes, 7 de marzo de 2014

Cómo termina la crisis en Ucrania - Kissinger


"Cómo termina la crisis en Ucrania" por Henry Kissinger
traducción por Iván SanMar


El debate público en Ucrania es sinónimo de confrontación. ¿Pero sabemos exactamente a dónde estamos yendo? He visto cuatro guerras empezar con gran entusiasmo y apoyo popular, todas ellas no sabíamos como iban a terminar y de tres de ellas nos rendimos unilateralmente. El criterio en la política está en como un proceso termina, no en como empieza.

Con bastante frecuencia la cuestión de Ucrania se plantea como un enfrentamiento; sobre si Ucrania se une al Este o al Oeste. Pero si Ucrania aboga por sobrevivir y desarrollarse, no debe situarse en una postura en contra de la otra – debería funcionar como un puente entre ambas.

Rusia debe aceptar que intentar forzar a Ucrania a permanecer en un estatus de país satélite, y por lo tanto, permanecer en la frontera Rusa de nuevo, llevaría a Moscu a repetir su historia de autocumplidos ciclos de presiones reciprocas con Europa y los Estados Unidos.

El oeste debe entender que para Rusia, Ucrania nunca puede ser un país extranjero. La historia rusa empezó con lo que se llama Kievan/Rus. La religión Rusa se extendió desde ahí. Ucrania ha sido parte de Rusia por siglos, y sus historias se entrelazan desde mucho antes. Algunas de las batallas mas importantes por la libertad de Rusia, empiezan con la Batalla de Poltava en 1709 donde se lucho en terreno ucraniano. La flota del Mar negro –medio para proyector el poder de Rusia en el mediterraneo – esta basada en un arrendamiento en Sevastopol, en Crimea. Incluso disidentes famosos como Alexandr Solzhenistyn y Joseph Brodsky insistieron en la idea de que Ucrania es una parte integral de la historia rusa, y por lo tanto, de Rusia.

La Unión Europea debe reconocer que su lentitud burocrática y su subornidación del elemento estratégico a las políticas domesticas en la negociación de las relaciones de Ucrania con Europa ha contribuido en convertir la negociación en una crisis. La política extranjera es el arte de establecer prioridades.

Los ucranianos son el elemento decisivo. Viven en un país con una historia compleja y una composición políglota. El oeste de Ucrania fue incorporado a la Unión Soviética en 1939 cuando Stalin y Hitler se dividieron el botín. Crimea, con un 60% de población rusa, se convirtió en parte de Ucrania solo en 1954, cuando Nikita Khrushchev, un ucraniano de nacimiento, lo regalo por motivo del 300 aniversario del acuerdo ruso con los cosacos. El oeste es mayoritariamente católico; el este es mayoritariamente ruso ortodoxo. El oeste habla ucraniano; el este habla en su mayoría ruso. Cualquier intento por una de las alas de Ucrania de dominar a la otra – como se ha visto en el patrón – llevaría eventualmente a la guerra civil o a una separación. Tratar a Ucrania como parte de una confrontación entre el Este y el Oeste sería echar por tierra por décadas cualquier posibilidad de llegar a Rusia y al Oeste – especialmente Rusia y Europa – a un sistema internacional cooperativo.

Ucrania ha sido independiente por tan solo 23 años; previamente ha estado bajo algún tipo de dominio extranjero desde el siglo XIV. No es de extrañar, que sus líderes no hayan aprendido el arte del compromiso, aún menos de la perspectiva histórica. Las políticas de la Ucrania post-independencia demuestran claramente que la raíz del problema yace en los esfuerzos por los políticos ucranianos de imponer sus deseos en partes recalcitrantes del país, primero por una facción, y después por la otra. Esa es la esencia del conflicto entre Viktor Yanukovych y su principal rival político, Yulia Tymonshenko. Ellos representan las dos alas de Ucrania, y no han tenido deseo de compartir el poder. Una política inteligente estadounidense hacia Ucrania buscaría un modo de fomentar la cooperación mutua entre las dos partes del país. Deberíamos buscar reconciliación, no el dominio de una facción.

Rusia y el Oeste, y la parte minoritaria de las facciones de Ucrania, no han actuado bajo este principio. Cada una ha hecho que la situación empeore. Rusia no sería capaz de imponer una solución militar sin aislarse a si misma en un momento en el que muchas de sus fronteras ya son precarias. Para el Oeste, la demonización de Vladimir Putin no es una política; si no un alivio, ante la ausencia de la misma.

Putin debería darse cuenta que, cualesquiera que sean sus quejas, una política de imposiciones militares produciría otra Guerra Fría. Por su parte, los Estados Unidos necesitan evitar amenazar a Rusia como un anormal a quien se le enseña con paciencia las reglas de conducta establecidas por Washington. Putin es un estratega serio – en las premisas de la historia rusa.
La comprensión de los valores estadounidenses y su psicología no están entre sus puntos fuertes. Tampoco la comprensión de la historia rusa y su psicología han sido el punto fuerte de los responsables políticos estadounidenses.

Los líderes de todas las partes deberían volver a examinar los resultados, no competir en postureo. Aquí está mi noción de un posible resultado con los valores y los intereses de seguridad de todas las partes:

1. Ucrania debería tener el derecho a elegir libremente sus asociaciones políticas y económicas, incluyendo aquellas con Europa.

2. Ucrania no debería unirse a la OTAN, una posición que tome hace siete años, la última vez que se me ocurrió.

3. Ucrania debería ser libre para crear cualquier gobierno compatible con el deseo experesado de su pueblo. Los sabios líderes ucranianos deberían entonces optar por una política de reconciliación entre las diferentes partes del país. Internacionalmente, deberian perseguir una postura comparable a la existente en Finlandia. Esa nación no deja lugar a dudas sobre su fiera independencia, cooperando con el Oeste en la mayor parte de los sectores pero evitando cuidadosamente hostilidades institucionales hacia Rusia.

4. Es incompatible con el derecho internacional actual que Rusia se anexione Crimea. Pero debería ser posible poner la relación de Crimea con Ucrania en una base menos cargada. Con ese fin, Rusia reconocería la soberanía de Ucrania sobre Crimea. Ucrania debería reforzar la autonomía de Crimea en unas elecciones llevadas a cabo en presencia de observadores internacionales. El proceso debería incluir la eliminación de cualquier ambigüedad sobre el estado de la Flota del Mar Negro en Sevastopol.

Estos son principios, no prescripciones. A la gente a la que le es familiar la región sabrá que no todas estas ideas son apetecibles para todas las partes. El resultado no es una satisfacción absoluta si no una insatisfacción equilibrada. Si no se llega a una solución basada en estos o semejantes elementos, la deriva hacía la confrontación se acelerará. El tiempo para eso, vendrá pronto.


                    



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Documento original publicado el 5 de marzo en el Washington Post:

http://www.washingtonpost.com/opinions/henry-kissinger-to-settle-the-ukraine-crisis-start-at-the-end/2014/03/05/46dad868-a496-11e3-8466-d34c451760b9_story.html